Por Olivier
Soumah-Mis Especialista del Management Intercultural
La pandemia de la
Covid-19 nos hizo pasar del viejo mundo al nuevo mundo de manera anticipada.
Nos aceleró el proceso de 5 a 10 años en menos de 2 años.
En el mundo
profesional las reglas del juego cambiaron y/o están en proceso de cambio.
Asistimos a dos
fenómenos simultáneos. El primero que voy a describir es consecuencia de la
pandemia de la Covid-19:
En muchos países europeos pero también en Estados Unidos o en China asistimos a una falta de mano de obra porque la gente después de haberse quedado casi 2 años en casa y trabajado desde sus casas para los que pudieron teletrabajar, ya no están dispuestos a trabajar en las mismas condiciones que antes en el viejo mundo. La pandemia acelero lo que iba a llegar algunos años después, el auge del teletrabajo, del “Home Office”. Del día al otro las personas ahorraron de 1 a 2 o a veces más horas de transporte, ganaron más tiempo con la familia, obtuvieron horarios más flexibles, ellos mismos decidieron de como organizarse. Al final ganaron una mayor autonomía y una mucho mejor calidad de vida. Muchas ventajas dificiles de dejar para regresar al sistema anterior.
El otro fenómeno y componente
del cambio son los Millennials. Ellos ya habían empezado a formatear mucho
antes de la pandemia de la Covid-19 la cultura organizacional de sus empresas o
startup a su manera de ver y querer su carrera, y su concepción de su balance
vida personal y vida profesional.
Ellos claramente no
están dispuestos a sacrificar su vida personal, sus hobbies a su vida
profesional a su carrera como lo hizo la generación anterior.
Tomando en cuenta
estos dos cambios fuertes, las empresas deben entender que ya no podrán
regresar a la normalidad del viejo mundo, van a tener que reinventarse, no es
solo generar un regreso híbrido, 2 días en casa y 3 en la oficina, eso no será
suficiente. Estamos viviendo un cambio profundo y duradero de la relación al
trabajo, el desarrollo de una exigencia de calidad de vida y un deseo de
autonomía fuerte que todos vivieron durante estos 2 últimos años. Vivimos un
cambio profundo de mentalidad.
Claramente
sobrevivirán las empresas que se reinventarán, para eso es necesario y urgente
un cambio de cultura organizacional.
Exit la cultura
piramidal, jerárquica, con horarios fijos, con un jefe encima que te dice lo
que tienes que hacer, como lo debes hacer y que muchas veces ni te explica
porque lo haces. Esta cultura organizacional fue creada en el siglo XIX con la
revolución industrial y se desarrollo durante todo el siglo XX. La pandemia de
la Covid-19 nos hizo entrar de pleno en el siglo XXI. Nuestra revolución no es
industrial pero digital, y es mucho más fuerte, potente que la revolución
industrial del siglo XIX. La digitalización de la economía nos cambia todo,
nuestras maneras de comunicarnos, de relacionarnos, de trabajar, de consumir…La
5G, acompañado de la inteligencia artificial, del Big data, van a eliminar de
aquí a 2030 40% de los empleos de hoy pero en el mismo tiempo van a crear 85%
de nuevos empleos, sectores de actividades que aún ni conocemos.
Las empresas deben
entender lo más rápidamente posible que sus viejas estructuras, pesadas,
lentas, frustrantes para los empleados ya no corresponden a la realidad en la
cual estamos.
Entonces, ¿Cómo
diseñar una cultura organizacional que corresponda a la nueva realidad del
siglo XXI?
Primero hay que
entender y sobre todo aceptar que vamos hacia un mundo totalmente disruptivo en
relación con lo que conocíamos antes. Este mundo esta en realidad diseñado,
conceptualizado y creado por los Millennials que lo están formateando según sus
aspiraciones, sus deseos y conceptos de trabajo y de vivencia.
Lo que hay que
entender es que antes los cambios eran una evolución de lo que ya existía, en
general mejoras de lo existente. Los cambios de hoy son disruptivos, es decir
que no vienen de algo que ya existía, son creaciones desde la nada, desde la
mente en blanco. Con estos conceptos podría decir que hoy en día la experiencia
del pasado no nos sirve como lo hacía antes. Hoy en día es mejor empezar de una
hoja en blanco y dejar divagar la imaginación.
A partir de este
punto de partida, entonces para reinventarse las empresas van a tener que
generar cambios radicales en terminos de cultura organizacional.
Claro cada empresa es
distinta, sus historias son diferentes y cada una tendrá que reinventarse
siendo muy creativa, pero aquí les doy las principales características de la
cultura organizacional que corresponde a lo que podría ser la cultura
organizacional del siglo XXI. Lo que voy a describir ya existe, muchas empresas
ya lo aplican por el mundo en Europa, en Estados Unidos y en Asia, y lo aplican
industrias, empresas de servicio hasta organismos del sector público. Es
aplicable por todos pero claro con un proceso adecuado porque son cambios
radicales.
Las 10 características
de la Cultura Organizacional del siglo XXI:
Eliminar la jerarquía:
Este primer cambio es radical pero necesario. La jerarquía creada en los siglos
XIX y XX fue creada para controlar al personal porque los patrones de estas
épocas pensaban que sin control y el miedo al regaño y al castigo, los
subordinados no iban a trabajar o no iban a dar lo mejor. Por eso y solamente
en este objetivo se creó el middle management, esta jerarquía intermedia. En
realidad lo que paso, es que esta jerarquía tuvo por efecto, una desmotivación
del personal, y un personal de hace lo mínimo para no ser castigada y/o
regañada. El pequeño jefe desmotiva y frustra. Sabemos que la mayoría de las
renuncias no son por el producto/servicio que la persona vende o por la empresa
pero por este jefe que me regaña porque llegue 10 minutos tarde y que me obliga
a quedarme 2 horas de más en las oficinas.
Volver el personal
autónomo: Con la pandemia nos dimos cuenta que las personas
trabajando desde sus casas, sin el control del jefe, fueron efectivas,
trabajaron más y fueron cumplidas con los objetivos y los deadlines. La premisa
que las personas no son responsables sin la supervisión de un superior era
falsa. Volver el personal autónomo tiene por efecto una mayor motivación, una
mejor calidad en el trabajo y un mucho más grande compromiso de las personas
hacia sus empresas. “La empresa me tiene confianza”.
El equipo es más
importante que el éxito personal: La cultura
organizacional debe volverse más comunitaria que individualista. La motivación
pasa por el equipo, no por el individuo. La competencia dentro del mismo equipo
es una estupidez, la competencia está afuera no adentro. Individualizar el
éxito es romper los lazos entre los miembros del equipo. En esta nueva cultura
organizacional todos ganamos o todos perdimos.
El personal primero
los clientes después: Esto es un nuevo paradigma, siempre
nos dijeron que primero el cliente. Eso era el viejo mundo. En la nueva
realidad el bienestar de los empleados viene primero. Un empleado feliz de ir a
trabajar generará decenas de clientes muy contentos. En muchas empresas existe
un nuevo puesto el gerente de la felicidad.
El sistema está
basado sobre la confianza: En un sistema donde ya no hay
jerarquía, el sistema se sostiene por la confianza, como ya lo comenté, nos
dimos cuenta gracias a la Covid-19 que los empleados no abusaron de su
autonomía al contrario. Claro podrá haber unos pocos que abusarán, pero el sistema
mismo los eliminará. La relación entre la empresa y el empleado es la confianza,
la empresa ofrece autonomía, la contraparte de esta autonomía es la
responsabilidad. La estructura es muy transparente, las responsabilidades son
claramente definidas. La autonomía esta indexada a la responsabilidad. Ya no es
el jefe el responsable, es directamente cada uno. Si algo no funciona sabemos
enseguida quien es el responsable.
La confianza genera
más que el control: Las empresas que ya implementaron
esta cultura organizacional se dieron cuenta que dar la confianza a los
empleados, a todos los empleados, desde el más bajo nivel, genera en todos
mucha motivación, entusiasmo, lo que repercuta en el clima laboral, en la creatividad,
en el compromiso, en la calidad del trabajo realizado, por supuesto los
resultados de la empresa. El control desmotiva, frustra, enoja. Los empleados
son adultos que quieren ser tomados por adultos y no niños. En el viejo mundo
el jefe era el buen padre con un management paternalista y subordinados que se
comportaban como niños. Este modelo no puede perdurar.
El personal está
interesado a los resultados de la empresa: Quieren tener
personal aún más motivado, sencillo, interésenlos a los resultados y verán como
sus resultados subirán. En el nuevo mundo la cultura organizacional debe
permitir el ganar/ganar. Eso de “patrón rico y empresa pobre” se acabó, el “patrón”
que no invierte en su empresa y en su propio personal, no ha entendido el mundo
en cual vive y trabaja. No sobrevivirá mucho tiempo.
Make money & have
fun:
Este punto es importante, si llegan a generar una cultura que genere alegría,
felicidad, motivación y compromiso, su marca empresa será de las mejores, atraerán
al mejor talento. Los resultados de las empresas dependen del bienestar y de la
felicidad de sus empleados. Trabajar puede ser divertido y serio al mismo
tiempo. Les aseguro, si se puede ¡!!
Controlar los
objetivos NO el tiempo: Otro cambio radical, la noción
de tiempo de trabajo cambia totalmente. En este modelo de cultura hay empresas
que eliminaron los horarios, los empleados se organizan entre ellos para que
siempre haya alguien para los clientes, pero ya no hay horarios fijos, unos
trabajan de manera mas eficientes muy tempranos, otros de noche. Son empresas
que desarrollaron una manera de trabajar por proyectos. Tienen 15 días o 1 mes
para desarrollar tal proyecto, quiero el proyecto sobre mi escritorio en un
mes. Durante este mes se organizan como quieran, solo exijo el resultado final
en un mes sobre mi escritorio. Claro eso no excluye junta de seguimiento.
Lo importante es la
mejora continua: En esta cultura la prioridad no es la
búsqueda de la perfección. Más importante que la perfección es la mejora
continua. Aprender de las experiencias, dejar los empleados intentar,
equivocarse y mejorar impactará los resultados de la empresa de manera
importante. Un dicho que se dice mucho en Francia que dice: “Lo mejor es el
enemigo del bien”. Eso quiere decir que todo es perfectible, pero si esperamos
que todo sea perfecto para hacer, entonces jamás pasamos a la acción porque casi
jamás tenemos todo perfecto. Lo más importante es de tener las cosas bien y las
mejoraremos en la marcha. Los que pasan rápidamente a la acción, son los que
ganan.
Esta cultura
organizacional puede parecer demasiada “cool” para algunos, pero en realidad no
lo es, son empresas donde el nivel de exigencia es alto. Te doy autonomía pero
te exijo resultados y compromiso. Mucho más que en las viejas organizaciones.
En realidad en un ambiente mucho más agradable, más flexible, donde cada uno se
organiza como quiere, se trabaja mucho más.
Y tú en tu empresa están
organizados para afrontar el siglo XXI o siguen trabajando como en el viejo
mundo??