Por
Olivier Soumah-Mis. Especialista del Management Intercultural
Como
todos los temas culturales lo que leerán en las líneas siguientes no es
aplicable a todas las empresas o a todas las personas, son generalidades pero
se habla de la tendencia cultural en México.
Según
el famoso estudio realizado por Geert Hofstede, la relación al poder en México tiene
una puntuación de 81 sobre una escala de 100, uno de los más altos al mundo.
Esta puntuación nos dice que el que tiene el poder en México tiene un poder indiscutible,
un poder absoluto.
La
consecuencia de esta relación al poder en México genera un management muy
autoritario, donde el subordinado es un ejecutante de las ordenes del jefe del
equipo. El subordinado está sometido, no esta a su puesto para tomar
iniciativas, ser una fuente de propuestas, opinar o peor cuestionar o decidir.
Decidir, es el papel del jefe solo en su oficina.
Una
vez más esto no se aplica a todas las empresas en México ni a todas las
personas pero si esta tendencia es muy fuerte.
La
otra consecuencia de este management es el paternalismo, el jefe es el papa y
los subordinados los hijos. Los hijos fueron condicionados, a esperarlo todo
del jefe. Que debo hacer? Como lo quiere el jefe? Para cuando lo quiere el
jefe? Las iniciativas, las decisiones, las propuestas vienen de arriba, no de
abajo.
Esta
relación al poder viene de muy lejos. Para entender una cultura, hay que
conocer un poco de su historia. En México la relación al poder siempre fue fuerte,
el Tlatoani, el emperador, era el hijo de Dios tenía el poder divino, nadie
podía cuestionar, solo obedecer. A esta relación al poder ancestral, hay que
añadir la llegada de los españoles que someten a los aztecas 500 años. La
cultura mexicana es una cultura de sumisión frente al poderoso desde siempre y
hoy sigue así en muchas empresas.
Si
comparo el management mexicano a lo que se practica en Europa o en estados
Unidos, podría decir que el management en México es el management en Europa o
en Estados Unidos a la época de nuestros abuelos.
Hoy
en día el management en esta zonas se modernizo desde los 60’s, es un
management participativo donde el leader tiene más un papel de coach que de
jefe. Acompaña, guía a sus subordinados, los incita a tomar iniciativas y los
subordinados fueron condicionados a asumir la responsabilidad de las
consecuencias de sus iniciativas. Es un management que permite cuestionar.
Puedo decirle al leader “tengo una mejor idea que la tuya” sin ponerme en
riesgo como en México.
La
filosofía de este tipo de management, es que es mejor tener a alguien que toma
una iniciativa y que se equivoque a alguien que no toma ninguna iniciativa. Esta
persona no sirve de nada.
En
estos países a lo opuesto de México, el leader lo espera todo de su equipo, la
información viene de abajo no de arriba. Si tiene una decisión importante que
tomar, va a pedir la opinión de todos antes de decidirse.
Si
tengo un equipo compuesto de 10 personas, eso quiere decir que tengo 10
experiencias distintas que vienen a enriquecer al equipo, tengo 10 cerebros que
me van a generar 10 veces más de creatividad, de soluciones, de velocidad, que
me van a cuestionar porque, si, el jefe también se equivoca o un subordinado si
puede tener una mejor idea.
El
management a la mexicana al final es un management muy pobre porque el jefe
omnipotente no aprovecha la riqueza de su equipo. El solo encerrado en su
oficina decide. Evidentemente este equipo y esta empresa no serán tan eficientes
como su competencia europea o estadounidense.
La
problemática, es el choque cultural cuando un directivo europeo o estadounidense
llega como expatriado a México para tomar la dirección de un área de la filial
o la dirección de esta. El lo espera todo de sus equipos cuando los miembros mexicanos
de los equipos lo esperan todo de su nuevo leader. Para este tema los invito a
leer uno de mis últimos artículos que se intitula: “¿Como
los directivos extranjeros perciben a los gerentes mexicanos?”
Claramente
con la llegada de los Millennials mexicanos a los puestos claves, este
management cambiará radicalmente. Los Millennials tienen otro
chip, más abiertos al mundo, consciente de las diferencias, del retraso porque
son mucho más internacionales. Vivieron experiencias en empresas extranjeras
justamente donde el management es más moderno. Solo falta que tomen el poder y
muchas cosas cambiarán en la sociedad mexicana, en la política y en las
empresas. México necesita este cambio generacional para cambiar, modernizarse y crecer más.
Eso pasará dentro de los 5 a 10 años por llegar.
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