Por Olivier Soumah-Mis Consultor/Coach en Management Intercultural
Introducción: El Mito de la Improvisación
Imagine que convoca una reunión crucial. Usted ha preparado el contenido, conoce el objetivo y confía en su equipo. Sin embargo, durante la junta, se encuentra con miradas perdidas, malentendidos, silencios incómodos y una sensación general de que el mensaje no ha calado. ¿El problema? No fue el qué, sino el cómo. En un equipo multicultural, lo que para usted es obvio y lógico, para otros miembros del equipo puede ser confuso, irrespetuoso o directamente incomprensible. La eficiencia de una reunión multicultural no se improvisa; se diseña con minuciosidad, teniendo en cuenta las "programaciones" culturales diversas de sus participantes. El organizador que ignore estas diferencias verá cómo su junta se desvanece en frustración. Aquí le mostramos cómo transformar esos desafíos en su mayor ventaja.
1. La Planificación: El Gran
Divorcio Temporal (Estructurado vs. Flexible)
- El Problema: El
conflicto entre culturas Monocrónicas (que ven el tiempo
de forma lineal y secuencial: Alemania, Suiza, EE.UU., Japón) que exigen
agendas días antes, y culturas Policrónicas (que ven el
tiempo de forma fluida y manejan varias cosas a la vez: América Latina,
Oriente Medio, partes de África) donde la improvisación es más común.
- La Solución: Establecer un "Contrato
Cultural" desde el inicio.
- Comunique las reglas
básicas: Al formar el equipo,
establezca una norma clara: "Todas nuestras reuniones se convocarán
con X días de antelación e incluirán una agenda detallada con los
objetivos y los materiales de pre-work". Explique el porqué:
para maximizar el tiempo de todos y asegurar contribuciones de calidad.
- Sea flexible en la forma,
firme en el fondo: Envíe la agenda con
suficiente antelación (3-5 días hábiles como mínimo). Para culturas más
flexibles, un recordatorio amistoso el día anterior o la misma mañana
puede ser útil ("¡Hola equipo! Como vimos en la agenda, nos vemos a
las 10:00 para hablar sobre X. ¡Traigan sus ideas!").
- Liderar con el ejemplo: Empiece
y termine la reunión a su hora, siempre. Con el tiempo, esto establecerá
una nueva norma para el grupo, respetando a quienes planifican su tiempo
minuciosamente.
2. La Barrera Invisible: El
Idioma y la Comprensión
- El Problema: Asumir
que porque todos hablan inglés, todos entienden lo mismo. Las culturas de
"alto contexto" (Asia, Oriente Medio) priorizan el honor y
"salvar las apariencias" y rara vez admitirán en público que no
entendieron, por miedo a quedar mal o a interrumpir.
- La Solución: Crear un ambiente de
seguridad psicológica.
- Conozca a su audiencia: Antes
de la reunión, evalúe discretamente el nivel lingüístico de los
participantes. Adapte su vocabulario y velocidad al hablar.
- Normalice el "no
entender": Al inicio, diga:
"Estamos hablando en un segundo idioma para muchos. Si en algún
momento no he sido claro, por favor díganmelo. Es fundamental que todos
estemos alineados".
- Use herramientas visuales: Apoye
cada punto clave con diapositivas, gráficos o palabras escritas en una
pizarra virtual. La información visual refuerza la auditiva.
- Haga preguntas de
verificación: No pregunte
"¿Entendieron todos?". En su lugar, formule preguntas abiertas
pero específicas: "Pablo, ¿podrías contarnos cómo aplicarías este
punto en tu región?" o "¿Alguien ve algún desafío potencial en
este plan que no hayamos mencionado?".
3. El Significado de las
Palabras: La Ilusión del Consenso
- El Problema: Palabras
como "urgente", "pronto", "revisar" o
"compromiso" tienen connotaciones y pesos diferentes según la
cultura. Un "sí" puede significar "sí, te escuché", no
"sí, estoy de acuerdo".
- La Solución: Clarificar y especificar.
- Sea específico con el
lenguaje: En lugar de
"Necesitamos esto pronto", diga "Necesitamos este informe
para el viernes 25 a las 5 PM GMT".
- Practique la
"parafraseación": Al final de un punto
importante, pida a alguien que resuma con sus propias palabras lo que se
acordó. "Ana, para asegurarnos de que estamos en la misma página,
¿podrías resumir los siguientes pasos que te corresponden?".
- Cree un glosario común: En
proyectos largos, desarrollar un glosario de términos clave con
definiciones explícitas evita malentendidos crónicos.
4. La Percepción del Tiempo:
Puntualidad vs. Tiempo Fluido
- El Problema: Para
algunos, las 10:00 significa 10:00. Para otros, es una sugerencia
aproximada.
- La Solución: Gestionar expectativas y ser
estratégico.
- Estructura "amigable
para los tardones": Diseñe la agenda de
modo que los primeros 5-10 minutos sean para un saludo general, una
revisión de la agenda o un tema menos crítico. El punto más importante
debe estar después de ese buffer.
- Empiece a la hora,
siempre: No castigue a los
puntuales esperando a los tardones. Esto solo refuerza el mal hábito.
Agradezca a los presentes y empiece. Los que lleguen tarde se darán
cuenta de que la reunión ya comenzó y se ajustarán con el tiempo.
- Asigne roles: Nombre
a una persona (preferiblemente de una cultura muy puntual) como
"guardián del tiempo" para ayudar a mantener el ritmo.
5. Estilos de Comunicación:
Directo vs. Indirecto
- El Problema: Los
directos (EE.UU., Alemania, Países Bajos) parecen agresivos. Los
indirectos (Japón, Corea, Reino Unido) parecen evasivos o poco claros.
- La Solución: El organizador como
traductor cultural.
- Marque el estilo al
inicio: "Hoy vamos a
discutir temas complejos. Animo a todos a ser abiertos y directos, pero
siempre desde el respeto. Nuestro objetivo es encontrar la mejor solución
juntos".
- Interprete y reformule: Si
una persona directa hace una crítica dura, usted puede suavizarla:
"Lo que Carlos está señalando es la importancia de revisar los
riesgos del plan B. Gracias, Carlos. ¿Qué otros riesgos ven los
demás?".
- Cree canales alternativos: Después
de la reunión, contacte individualmente a los miembros más callados y
pida su opinión. A menudo, se expresarán mejor en privado o por escrito.
6. Jerarquía y Participación:
¿Quién Puede Hablar?
- El Problema: En
culturas con alta distancia jerárquica (China, India, Rusia), los
subordinados no contradicen al jefe. En culturas con baja distancia
jerárquica (Escandinavia, Israel), el debate es horizontal y caótico.
- La Solución: Gestionar la participación
activamente.
- Asigne la palabra
deliberadamente: No espere que todos
hablen libremente. Diríjase directamente a las personas por su nombre:
"Keiko, me encantaría conocer tu perspectiva desde el mercado
japonés".
- Utilice rondas: Para
temas cruciales, haga una ronda donde cada persona, sin excepción, deba
dar su opinión breve. Esto obliga a la participación de manera ordenada y
equitativa.
- Proteja a los junior: Si
un senior interrumpe o descarta la idea de un junior, intervenga:
"Agradezco tu punto, Luis. Quisiera dejar que María terminara su
idea para luego contrastar ambas perspectivas".
7. El Seguimiento: De lo Oral a
lo Escrito
- El Problema: Las
culturas orales no le darán prioridad a leer una minuta extensa.
- La Solución: Hacer el seguimiento
imposible de ignorar.
- Minuta visual y de acción: La
minuta debe ser ultra clara. Use tablas con: Punto Decisivo |
Responsable | Fecha Límite | Estado.
- Lea la minuta en voz alta: Dedique
los últimos 2 minutos de la reunión a leer en voz alta la tabla de
acciones. "Para cerrar, quiero asegurarnos: Pedro, tú te encargas de
X para el día 5. María, tú de Y para el día 7. ¿Alguien tiene algún
impedimento con lo que le correspondió?".
- Use múltiples canales: Envíe
la minuta por correo y también compártala en un canal de
Teams/Slack/WhatsApp del equipo con un mensaje: "¡Hola equipo!
Minuta de la reunión adjunta. Los plazos clave están en amarillo.
¡Gracias por su gran trabajo!".
Conclusión: ¿Cómo hacer de
nuestras diferencias una fuerza?
La respuesta a la pregunta final reside en un cambio de mentalidad
fundamental: la inteligencia cultural.
El organizador de una reunión multicultural exitoso no da por sentado que su "normal" es universal. En lugar de ver las diferencias como obstáculos, las ve como piezas de un rompecabezas más complejo y, por lo tanto, más rico. La fuerza del equipo multicultural no surge a pesar de las diferencias, sino gracias a ellas.
Un equipo homogéneo piensa de forma similar. Un equipo multicultural,
cuando está bien gestionado, aborda un problema desde ángulos que el otro ni
siquiera contemplaba. La “directitud” de un colega alemán saca a la luz los
problemas crudos; la diplomacia de un colega tailandés encuentra el camino para
implementar la solución sin crear resentimiento; la perspectiva de un colega
brasileño innova en la estrategia de mercado; y la meticulosidad de un colega
japonés anticipa todos los riesgos.
La clave, por tanto, es dejar de buscar quién tiene la razón y empezar a buscar cuál es la mejor manera de combinar nuestras perspectivas para encontrar la mejor solución. El organizador actúa como facilitador, puente y traductor cultural. Su trabajo no es suprimir las diferencias, sino orquestarlas para crear una sinfonía de eficiencia e innovación que ningún equipo homogéneo podría igualar.
La próxima vez que convoque una reunión, no improvise. Diseñe con empatía, lidere con inteligencia y convierta la diversidad en su ventaja estratégica definitiva.
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